Comunicación

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Una primavera suave, clave para los rendimientos de cereal de secano.

Fecha: 13/05/2024

Espigas de trigo en maduración antes de su cosecha

Abril y mayo son meses claves para la agricultura de secano, que depende fuertemente de las temperaturas y precipitaciones primaverales. Estos meses son particularmente importantes por la etapa de desarrollo en que se encuentran los cereales de invierno. Las campañas de cereales en los años 2022 y 2023 fueron nefastas por la sequía y las constantes olas de calor. Sin embargo, este año hemos tenido un otoño húmedo y una primavera que avanza con temperaturas suaves y algunas lluvias intensas, que pronostican una buena cosecha de trigo y cebada. No obstante, éstas mismas fuertes lluvias del otoño y del invierno se han traducido para los cultivos de trigo y cebada de Segovia en unas raíces muy superficiales, sin llegar a profundizar, y por lo tanto necesitarán aportes de lluvia constantes durante los meses siguientes.

Esta situación pone en manifiesto las fuertes implicaciones del cambio climático para la agricultura de secano, afectando a la disponibilidad hídrica para los cultivos procedente de la precipitación de primavera, principalmente por la variabilidad en la estacionalidad de las lluvias que se lleva observando.

Por estas razones cobra sentido el refrán “abril y mayo, llaves de todo el año”, ya que, si estos meses fueran más secos o fríos de lo habitual, podrían perjudicar enormemente los cultivos de cereal de esta temporada, que hasta ahora parecen desarrollarse en buenas condiciones. Las heladas tardías podrían perjudicar especialmente a la cebada, ya que está algo más adelantada que el trigo, mientras que la sequía puede influir en los rendimientos de ambos cultivos. Por otro lado, la excesiva humedad ha afectado negativamente en algunas explotaciones con una mayor presencia de roya y hongos.

Proyectos como AGUAGRADA, localizado en la cuenca del Arroyo la Balisa en Segovia, estudian la demanda de agua de uso agrario presente y futura, según diferentes escenarios de cambio climático. Este proyecto tiene una importancia crucial para entender y poder aplicar las diversas adaptaciones necesarias para enfrentar las consecuencias de la crisis climática. La variabilidad interanual de las precipitaciones, las heladas tardías, así como las olas de calor tempranas o duraderas son retos a los cuales la agricultura de secano española deberá adaptarse.

Históricamente, Castilla y León ha sido considerado el granero de España, y aunque actualmente la producción total no es la que un día fue, en la provincia de Segovia ha crecido un 8,6% el cultivo de cereales de invierno con respecto a la campaña anterior, manteniéndose en la zona de estudio como principales cultivos el trigo y la cebada. Esta tendencia creciente justifica y remarca la importancia de la investigación del equipo de AGUAGRADA, que generará propuestas en colaboración con actores locales para la adaptación de la agricultura de secano a los retos derivados del cambio climático.

AGUAGRADA cuenta con el apoyo de la Fundación Biodiversidad del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, a través de la Convocatoria de subvenciones para la realización de proyectos que contribuyan a implementar el Plan Nacional de Adaptación al Cambio Climático (2021-2030).

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